viernes, 27 de marzo de 2015

ESPECTÁCULO DE MAGIA A BENEFICIO DE LOS ENFERMOS MITOCONDRIALES

El domingo 1 de marzo las cuatro personas que vivimos en el piso de integración comunitaria asistimos a la celebración benéfica de un espectáculo de magia, el cual fue muy divertido. En concreto los beneficiarios fueron dos niños (una niña y un niño, Amanda y Adrián).
 
Cuando los magos se acercaban a los lugares de los asientos de la sala donde estaban los niños que acudieron a dicho espectáculo levantaban la mano, solicitando de esta manera que les sacaran al escenario. Salieron algunos, y recuerdo un truco que fue de mucha risa, como fue que de un dibujo que representaba una jirafa pero sin cuello, por lo que los niños gritaban: "¡Fuera, fuera, que no tiene cuello! Y entonces de repente, a la jirafa dibujada en un papel, se le alargó un cuello muy alto, y todo el personal allí presente, exclamaron: "¡Oooh!
 
Otro truco del que ahora me acuerdo es que el mago abría una cartera, que supuestamente tenía la "chuleta" para anunciar a los magos que iban a actuar ¡y salía fuego!
 
En fin, todo muy divertido y doy por bien empleados los 3€ que pagué por ver ese bello y divertido espectáculo.

¿Qué es una enfermedad mitocondrial? Aquí les dejo la explicación que define la Wikipedia.
 

Además de la información genética contenida en el núcleo celular (en los cromosomas), las células cuentan también con una pequeña proporción de ADN extranuclear que se encuentra localizado en las mitocondrias.
Las enfermedades mitocondriales son desordenes resultantes de la deficiencia de una o más proteínas localizadas en las mitocondrias e involucradas en el metabolismo.[1] Hay descritas unas 150 mutaciones que acaban en enfermedades de distinto tipo. Las enfermedades mitocondriales pueden estar causadas por mutaciones en el ADN mitocondrial, o bien por mutaciones en genes nucleares que codifican para proteínas implicadas en el correcto funcionamiento de la mitocondria. Las enfermedades mitocondriales causan el mayor daño a las células del cerebro, corazón, hígado, músculos esqueléticos, riñones y del sistema endocrino y respiratorio, ya que los tejidos con mayor dependencia del metabolismo mitocondrial (es decir, aquellos que requieren un mayor aporte energético) son los más sensibles a las mutaciones mitocondriales.
La gravedad y el espectro de estas enfermedades parecen desproporcionados respecto a la contribución del ADN mitoncondrial al genoma humano.
Dependiendo de cuáles sean las células afectadas, los síntomas pueden incluir: pérdida del control motor (pérdida de equilibrio, epilepsia, temblores, etc.), debilidad muscular y dolor, desórdenes gastrointestinales y dificultades para tragar, retardo en el crecimiento, enfermedad cardíaca, enfermedad hepática, diabetes, complicaciones respiratorias, crisis, problemas visuales (ceguera, catarátas, entre otros) y auditivos (sordera-a menudo afectando a ambos oídos-), acidosis láctica, retrasos en el desarrollo, susceptibilidad a las infecciones, problemas de fertilidad (sobre todo en el sexo femenino), problemas hormonales y dificultad al tragar y al absorber nutrientes (conllevando a una pérdida de peso, entre otras muchas patologías observadas.[1]

Dos usuarios del centro de día.

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